TRASTORNOS SOMATOMORFOS
- Lissette Castro, Domenica Giler
- 14 ago 2017
- 4 Min. de lectura

En estos trastornos aparecen con frecuencia un comportamiento de demanda de atención , en particular en enfermos resentidos por su fracaso a la hora de convencer a los médicos de que su enfermedad es de naturaleza fundamentalmente somática y de la necesidad de realizar exámenes o exploraciones adicionales.
Trastorno de somatización
El rasgo más destacado de este trastorno es la existencia de síntomas somáticos múltiples, recurrentes y con frecuencia, variables, que por lo general han estado presentes durante varios años antes de que el enfermo haya sido remitido al psiquiatra.
La mayoría de los enfermos han seguido un largo y prolongado camino a través de servicios de medicina primaria y especializados en los que se han llevado a cabo múltiples exploraciones con resultados negativos o intervenciones infructuosas.
Los síntomas pueden afectar a cualquier parte o sistema corporales, pero los más frecuentes son molestias gastrointestinales y dérmicas como prurito, quemazón, hormigueo, entumecimiento, comezón, dolor, enrojecimiento, los problemas sexuales y menstruales son también frecuentes.
En muchas ocasiones están presentes síntomas depresivos o ansiosos, tan importantes que pueden justificar un tratamiento específico.

Una de las siguientes características:
a) Después de una investigación clínica apropiada no se encuentra una explicación médica satisfactoria en una condición general conocida o en el efecto directo de una sustancia (abuso de drogas o medicamentos).
b) Cuando existe relación con una condición médica general, las quejas físicas o el deterioro social u ocupacional son excesivos en relación a lo que debiera esperarse de la historia, el examen físico o los hallazgos de laboratorio.
Los síntomas no son producidos intencionalmente ni son simulados.
Los pacientes con este trastorno suelen describir sus síntomas en forma dramática, con muchos detalles; a menudo son prolijos pero con frecuente ausencia de información concreta específica, sus versiones son inconsistentes; por ello, una lista de síntomas puede ser menos efectiva que una minuciosa revisión de las intervenciones médicas y hospitalizaciones para documentar un patrón de frecuentes quejas somáticas.
Pueden buscar tratamiento de varios médicos en forma concurrente, ocurriendo, a veces, interferencias peligrosas, la ansiedad y humor deprimido son muy comunes y pueden ser motivo de atención en servicios de salud mental. Suele haber conducta impulsiva y antisocial, amenazas e intentos de suicidio y discordias maritales.
La vida de estos individuos, particularmente la de aquellos con trastornos de personalidad asociados, suele ser tan caótica y complicada como sus historias clínicas. El uso de medicamentos puede acarrear efectos secundarios y llevar a trastornos relacionados con sustancias.

Están expuestos a un mayor riesgo de morbilidad como consecuencia de los procedimientos diagnósticos, intervenciones quirúrgicas y hospitalizaciones. El trastorno está frecuentemente asociado con el trastorno depresivo mayor, de pánico, y los trastornos relacionados con el consumo de sustancias.
Los trastornos de personalidad asociados son: el histriónico, el limítrofe y el antisocial, el curso del trastorno es crónico y fluctuante y suele acompañarse de interferencias duraderas de la actividad social, interpersonal y familiar.
Se sabe que el trastorno es mucho más frecuente en mujeres que en varones, y por lo general comienza al principio de la edad adulta.
Como consecuencia de los frecuentes tratamientos medicamentosos, suele presentarse dependencia o abuso de fármacos (habitualmente sedantes y analgésicos).

Pautas para el diagnóstico
a) Síntomas somáticos múltiples y variables para los que no se ha encontrado una adecuada explicación somática que han persistido al menos durante dos años.
b) La negativa persistente a aceptar las explicaciones o garantías reiteradas de médicos diferentes de que no existe una explicación somática para los síntomas.
c) Cierto grado de deterioro del comportamiento social y familiar, atribuible a la naturaleza de los síntomas y al comportamiento consecuente.

Trastorno Somatomorfo indiferenciado
Esta categoría debe ser tenida en cuenta cuando las quejas somáticas sean múltiples, variables y persistentes, pero todavía no esté presente el cuadro clínico completo y característico del trastorno de somatización.
Si existe la posibilidad clara de un trastorno somático subyacente, o si la evaluación psiquiátrica no es completa en el momento de llevar a cabo la codificación del diagnóstico, debe recurrirse a otras las categorías diagnósticas.
Trastorno persistente del dolor somatomorfo
Presencia de dolor como objeto predominante en la atención clínica. Criterios para el diagnóstico de Trastorno por dolor: A. El síntoma principal del cuadro clínico es el dolor localizado en una o más zonas del cuerpo, de suficiente gravedad. B. El dolor provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. C. Los factores psicológicos, la gravedad, la exacerbación o la persistencia del dolor juegan un papel importante. D. El síntoma no es simulado ni producido intencionadamente. E. El dolor no se explica mejor por la presencia de un trastorno del estado de ánimo, un trastorno de ansiedad o un trastorno psicótico y no cumple los criterios de dispareunia.

Trastorno somatomorfo no especificado
Su etiología no se conoce muy bien, puede aplicarse sólo por la presencia de 1 o más síntomas físicos no explicados durante, al menos, 6 meses.
La categoría diagnóstica reservada para manifestaciones somáticas inexplicadas que no cumplen los criterios de ninguno de los trastornos somatomorfos específicos del DSM-IV descritos anteriormente.

Tratamiento
Aunque no hay una cura conocida para los trastornos somatomorfos, es posible manejarlos, el tratamiento se concentra en ayudar a la persona que tiene el trastorno a vivir una vida lo más normal posible, aunque es posible que siga sintiendo algo de dolor u otros síntomas.
Afortunadamente, un trastorno somatomorfo no acorta la vida de una persona, es posible que su médico pueda recetarle medicamentos para algunos de los síntomas, pero en muchos casos no necesitará medicamentos.
Consultar a su médico para realizarse chequeos regulares es la parte más importante de su tratamiento. Su médico le dirá con qué frecuencia necesita verlo.
Es posible que sienta frustración si los síntomas continúan, pero recuerde que los trastornos somatomorfos pueden ser muy difíciles de tratar. Su médico hará todo lo que pueda para ayudarlo a mantener su salud.

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